El crucero Balmoral en el muelle de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria
La ceremonia religiosa en recuerdo de las víctimas un siglo después de la noche de tragedia fue especialmente emotiva para todos". El director de Hotel del crucero Balmoral, Guy Sharp, recuerda la medianoche en la que los familiares y el resto de pasajeros homenajearon a los fallecidos. No fue en un lugar cualquiera, sino en alta mar, en el punto geográfico donde saltaron las alarmas del Titanic. Sharp rememoraba ayer a los pies de la piscina, en la zona trasera del crucero, cómo un cura leía allí mismo pasajes de la Biblia en medio de un profundo silencio, roto a buen seguro por algunos sollozos.
La explosión de sentimientos, añade, se repitió también cuando comenzaron a lanzar al mar las flores en memoria de las personas que lucharon en vano contra el mar y el frío que reinaba aquella madrugada del 14 de abril, cuando el gigante del mar comenzó a anegarse de agua. Esas mismas personas iban a disfrutar de un barco único, según sus constructores, pero acabaron siendo protagonistas de la tragedia marítima de la que más se ha hablado y escrito en este último siglo.
"A medida que nos acercábamos al lugar del memorial se notaba el estado de tensión de las personas", admite el responsable de la vida interna del barco, que compartió el estado de ánimo de los 40 familiares que iban a bordo, y que vivieron con un sentimiento especial aquellos precisos momentos. El recuerdo de naufragio llegaba a su corazón, admite.
Como curiosidad, en su relato del denominado crucero Memorial Titanic relata que la noche del acto religioso el entorno era muy similar al que debieron vivir aquellos pasajeros del Titanic del crucero inaugural, con un mar en calma y un cielo muy oscuro, que nada hacía presagiar lo que sucedió.
El precio que pagaron los pasajeros que ayer atracaron en Las Palmas de Gran Canaria dista mucho del que desembolsaron las personas que revivieron la experiencia del Titanic, aunque el periodo de 12 días de la travesía es similar. El billete por la travesía transoceánica oscilaba entre los 2.900 euros y los 8.900 euros. Sin embargo, a pesar de ser poco accesible al gran público, logró atraer el interés de 1.226 pasajeros, que fueron atendidos por 514 tripulantes, según el director de Hotel del Balmoral, Guy Sharp.
Salmón y consomé
Nada quedó al azar para conmemorar en una fecha tan señalada como es el centenario. Ni siquiera la comida dispensada. La carta del Balmoral incluía recreaciones de los platos que se pudieron degustar en la cena de gala de los comensales de primera clases que viajaban en el Titanic. Degustaciones tan apetitosos, diversas y exclusivas como son las ostras, consomé, crema, salmón, calabacín, paté, papas, ponche, espárragos, tarta, melocotón y helado, entre otras recetas.
Además, muchos pasajeros se ambientaron en la época, vistiéndose con los trajes que llevaban las clases acomodadas inglesas de comienzos del siglo XX. Y unos 600 niños se sumaron al acto con pancartas en las que se apreciaban fotografías y nombres de las víctimas, que sirvieron para conmemorar el comienzo de la tragedia marítima más famosa de la historia.
Tampoco faltó dentro del Balmoral una recreación de la famoso y lujosa escalera de madera con forma de traje de cola de un vestido de novia visto por su espalda.
El crucero en recuerdo de lujoso trasatlántico atrajo a muchos familiares, pero también a nostálgicos de aquella tragedia cuya historia comenzó a escribirse en Southampton el 10 de abril de 1912, y de la que se acaba de cumplir 100 años. Y, como no, por muchas personas entusiasmadas por la película que llegó a las salas de cine en 1997, dirigida por James Cameron y protagonizada por Kate Winslet y Leonardo Di Caprio.
La ceremonia religiosa en recuerdo de las víctimas un siglo después de la noche de tragedia fue especialmente emotiva para todos". El director de Hotel del crucero Balmoral, Guy Sharp, recuerda la medianoche en la que los familiares y el resto de pasajeros homenajearon a los fallecidos. No fue en un lugar cualquiera, sino en alta mar, en el punto geográfico donde saltaron las alarmas del Titanic. Sharp rememoraba ayer a los pies de la piscina, en la zona trasera del crucero, cómo un cura leía allí mismo pasajes de la Biblia en medio de un profundo silencio, roto a buen seguro por algunos sollozos.
La explosión de sentimientos, añade, se repitió también cuando comenzaron a lanzar al mar las flores en memoria de las personas que lucharon en vano contra el mar y el frío que reinaba aquella madrugada del 14 de abril, cuando el gigante del mar comenzó a anegarse de agua. Esas mismas personas iban a disfrutar de un barco único, según sus constructores, pero acabaron siendo protagonistas de la tragedia marítima de la que más se ha hablado y escrito en este último siglo.
"A medida que nos acercábamos al lugar del memorial se notaba el estado de tensión de las personas", admite el responsable de la vida interna del barco, que compartió el estado de ánimo de los 40 familiares que iban a bordo, y que vivieron con un sentimiento especial aquellos precisos momentos. El recuerdo de naufragio llegaba a su corazón, admite.
Como curiosidad, en su relato del denominado crucero Memorial Titanic relata que la noche del acto religioso el entorno era muy similar al que debieron vivir aquellos pasajeros del Titanic del crucero inaugural, con un mar en calma y un cielo muy oscuro, que nada hacía presagiar lo que sucedió.
El precio que pagaron los pasajeros que ayer atracaron en Las Palmas de Gran Canaria dista mucho del que desembolsaron las personas que revivieron la experiencia del Titanic, aunque el periodo de 12 días de la travesía es similar. El billete por la travesía transoceánica oscilaba entre los 2.900 euros y los 8.900 euros. Sin embargo, a pesar de ser poco accesible al gran público, logró atraer el interés de 1.226 pasajeros, que fueron atendidos por 514 tripulantes, según el director de Hotel del Balmoral, Guy Sharp.
Salmón y consomé
Nada quedó al azar para conmemorar en una fecha tan señalada como es el centenario. Ni siquiera la comida dispensada. La carta del Balmoral incluía recreaciones de los platos que se pudieron degustar en la cena de gala de los comensales de primera clases que viajaban en el Titanic. Degustaciones tan apetitosos, diversas y exclusivas como son las ostras, consomé, crema, salmón, calabacín, paté, papas, ponche, espárragos, tarta, melocotón y helado, entre otras recetas.
Además, muchos pasajeros se ambientaron en la época, vistiéndose con los trajes que llevaban las clases acomodadas inglesas de comienzos del siglo XX. Y unos 600 niños se sumaron al acto con pancartas en las que se apreciaban fotografías y nombres de las víctimas, que sirvieron para conmemorar el comienzo de la tragedia marítima más famosa de la historia.
Tampoco faltó dentro del Balmoral una recreación de la famoso y lujosa escalera de madera con forma de traje de cola de un vestido de novia visto por su espalda.
El crucero en recuerdo de lujoso trasatlántico atrajo a muchos familiares, pero también a nostálgicos de aquella tragedia cuya historia comenzó a escribirse en Southampton el 10 de abril de 1912, y de la que se acaba de cumplir 100 años. Y, como no, por muchas personas entusiasmadas por la película que llegó a las salas de cine en 1997, dirigida por James Cameron y protagonizada por Kate Winslet y Leonardo Di Caprio.
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